viernes, 26 de febrero de 2016

Hojas en blanco

Tony miró el buzón y entre varias facturas de la luz, del agua y del colegio de sus hijos, encontró una carta inesperada-como pocas cosas de su vida-que venía de Estados Unidos y a nombre de esa persona de la que nunca se había olvidado a pesar de las circunstancias. Entró en casa y, sin mirar los demás sobres, empezó a leer la misteriosa carta.

“Una hoja en blanco. Una hoja en blanco puede servir para tantas cosas. Para crear una obra de arte, para escribir la historia más bella del mundo, para decir hasta pronto en una carta o hasta nunca. Y ahora que estoy delante de esta hoja en blanco rellenándola con esas palabras que hace tan solo un segundo estaban únicamente en mi cabeza, me da por pensar en todo lo que puede estar pasando a mi al rededor mientras yo estoy aquí delante de este folio. Quizás tú acabes de llegar a casa para cenar con tu familia, un monje budista puede estar meditando en un templo perdido de la India, el sacerdote de mi barrio puede estar casando a una pareja, una mujer del Congo quizás esté dando a luz a su cuarto hijo, quizás un grupo de científicos españoles que emigraron a Alemania por un mejor futuro acaben de encontrar la cura para una enfermedad que hasta ahora no la tenía, un abuelo puede estar recogiendo a su nieto en un colegio de Dublín, puede que aquella chica que me crucé el otro día en el autobús esté dando su primer beso... También estarán pasando otras miles de cosas horribles en el mundo que no las ignoro pero prefiero darles mayor valor a las buenas para seguir creyendo que la humanidad sigue siendo humana porque creo sinceramente que aún lo es. Pero como humanos somos imperfectos y a veces nos equivocamos, querido hermano. La verdad es que la mayor parte del tiempo somos estúpidos. Es cierto que muchas de esas estupideces nos han podido llevar al desastre, pero otras, además de ser realmente divertidas y con un toque de buena suerte, nos han llevado por el camino en el que logramos hacer lo que siempre quisimos hacer y no nos atrevíamos, el camino que nos permita llegar a ser lo que siempre quisimos ser pero no nos aventuramos a entrar en él por miedo.

Como he dicho, una hoja en blanco puede servir para muchas cosas, pero cuando se usa para pedir disculpas puede imponer más que nuestro padre cuando le perdíamos los calcetines porque los habíamos cogido para jugar o cuando hicimos una carrera de bicis para ver quien era el más rápido y terminamos con las rodillas ensangrentadas, llenos de barro y la bicis inservibles. Te escribo desde muy lejos para pedirte perdón por estos seis años de silencio. Creo que ese enfado tonto, cuyo origen ya no tiene ninguna importancia, nos ha pasado factura pero sobre todo nos ha llevado demasiado lejos. Por lo menos a mi me ha llevado a estar los más lejos posible de la persona a la que más he querido y querré. Perdona a esta hermana tuya que es casi tan orgullosa como tú. Te escribo para contarte que mi peor estupidez fue poner distancia entre nosotros aunque también ha tenido un lado bueno. Sabes que necesitaba escapar de la rutina, de esas cadenas del día a día que me apresaban y no me dejaban crecer y realizarme por ese trabajo aburrido que tú decías que era el mejor seguro de vida. Lo más práctico. Escapar de aquello y huir lejos me permitió conocer a tantos desconocidos y lugares maravillosos, tener nuevas experiencias-algunas mejor que otras, no te voy a mentir, no ha sido fácil empezar de cero- y nuevas historias que contar en esos miles de folios que siempre me gustaba llenar con esas palabras tontas que no es que no te gustaran pero que no esperabas que me llevaran a la vida que te hubiera gustado para mí, pero que es la vida que yo al final escogí. Si vieras las vistas que tengo ahora mismo... te encantarían. Estoy segura que tú captarías la imagen más bonita del mundo de este sol rojo que se esconde tras esas altas montañas, a pesar de que dejaras ese hobbie de la fotografía para un tiempo libre que nunca añadiste en tu agenda. Pero creo que lo que tendré delante el día que leas estas líneas me gustará mucho más.”


Entonces Tony escuchó el timbre. Antes de abrir, conociendo las locas y estúpidas pero tiernas ideas de su hermana, ya supo quien era.

Alicia Salazar