Hacía frío esa noche, demasiado para ser verano. Las
estrellas brillaban de esa forma tan especial que lo hacen en las noches frías,
desprendían un tenue color azul verdoso.
Se frotaba las manos para entrar en calor, sin embargo no
conseguía calentarlas. El frio lo llevaba dentro. Hacía tiempo que en su cabeza
rondaba una idea, descabellada pero llena de ilusión. Siempre le había gustado,
quizás debería arriesgarse, era uno de sus sueños de niñez. No se le daba del
todo mal, pero sabía que iba a ser muy auto exigente con ella misma.
Cuando su amigo Drizzt Beleren le había hablado de su
proyecto, había quedado encantada. Había vuelto a imaginarse delante de una
máquina de escribir creando aventuras, historias de terror, historias de amor...
Historias que hicieran felices a otras personas. Alzó su cabeza hacia arriba,
ahí estaban, siempre estaban con ella, sus queridas estrellas.
-¿Qué hago?- les preguntó. Ellas brillaron con más intensidad,
ella lo tomó como un adelante arriésgate.
Sabía que la única forma de sacar todo aquel frio de su
interior era escribir, sabía que era la única forma de escapar de ese mundo que
había cambiado tan repentinamente. Ese mundo al cual no se había acostumbrado.
Tenía que buscar un pseudónimo, un alter ego. Sería una
mujer fuerte, independiente que lucha por lo que quiere. Sería fría y
calculadora, pero tendría sus debilidades y flaquezas. Sabía hace tiempo como
iba a llamarse, esa mujer debía tener un nombre especial. La llamaría Halley.
Sí, era un nombre perfecto para una persona tan especial, porque esas personas
solo pasan una vez en la vida. También sabía que era una de las formas de
demostrar cómo era, quien era ella de verdad, sin la coraza con la que se
enfrentaba al mundo. Quizá no sería tan alter ego, solamente ella misma. Sería
como ella escaparía de sí misma.
Llegó a casa. Rápidamente se escabulló a su cuarto. Cogió su
vieja máquina de escribir. Cerró los ojos y comenzó a acariciar las teclas,
sacando todo ese frio que guardaba dentro de ella.
“Al observar el cielo
vemos que hay varios tipos de cuerpos celestes. Hay estrellas, grandes y
poderosas, creadoras de vida. Hay planetas, cuerpos que siguen una trayectoria
concreta alrededor de su estrella…”
Volvía a ser ella, volvía a tener una ilusión. Había
renacido...
Halley.