Hoy necesito una balada gris, de suave rasgar
contra el olvido y de acordes pesados, que queden en mí como los posos del
café; para luego poder leer en ellos la más triste historia de amor. Sus letras
serán lágrimas en este desorden de ideas, pero no me importan los mensajes,
ahora no. Deseo dolor en el latir de sus palabras e indiferencia en sus
compases. Y volver a hundirme en la marea de hastío que maneja el rumbo de una
vida que hoy no quiero amarrar.
En esta tarde necesito un breve silencio que me
arroje al mar de la desidia y quiebre en mil tempestades la monotonía que
escupe el tiempo. Necesito la tenue oscuridad que llena mis sentidos para
camuflarme con esta vida, que tan poco me importa. Pero no busques el porqué en
el rumiar del viento ni en el silbar de otro cuerpo, no pido explicaciones;
pido consuelo al vacío, que siempre tan bien me aconseja.
Necesito un rincón en el que esconderme del
mundo, un trozo de libertad en mi propia cárcel. Necesito vomitar en el papel
las lágrimas que no hallo causa de la desgana, quizás encontrar la balada gris
que me comprende mucho más que cualquier ser humano sobre la insignificancia de
nuestro planeta; la insignificancia de nuestras vidas.
Drizzt Beleren