lunes, 30 de marzo de 2015
7 Pecados – Parte I: El Veredicto del Pastor
domingo, 29 de marzo de 2015
(In)cómodo
(¿Qué hago aquí?) Ahora veo una película de animación junto a mi hija. Nos reímos mucho, y muchas veces ella se ríe de cosas que todavía no entiende. (¿Qué estoy haciendo aquí?) Mi mujer está con amigos mientras me quedo con ella. (...) Ahora tenemos que turnarnos para salir con amigos, pero lo llevamos bien. (Quiero escapar)
(¿Qué es lo que quiero?) En el trabajo todo el mundo me felicita, hay buen rollo. (...) Es un trabajo sencillo, un trabajo de oficina. (Esto no...) Un compañero se jubila después de 30 años y yo ocupo su lugar. (¿Hasta cuándo?)
(El tiempo pasa) Cenando con mi familia hablamos alegremente. (Tic, tac) Cuento un chiste que me ha contado un compañero en el trabajo, las dos se ríen. (...) Les digo que tengo que ir al baño y me alejo. (No puedo más) En el baño me quedo mirando el suelo durante un cuarto de hora. (¿Estoy bien?) Mi esposa me pregunta a través de la puerta y le respondo que todo va muy bien.
sábado, 28 de marzo de 2015
El calor de sus abrazos
jueves, 26 de marzo de 2015
Buenos momentos
Dicen que los buenos momentos no los reconocemos cuando pasan. Que es después, al recordar, cuando los valoramos. Dicen.
Ojalá estuvieras aquí. Ojalá todo hubiera sido diferente. Ojalá no te hubieras apartado de nosotros al final, ojalá. Quizá hubieran sido buenos momentos. O quizá sólo un poco mejores. Me conformaría con eso.
Yo sigo igual. Todo va cambiando para acabar siendo lo mismo. Pero sin ti. Alegrías y penas, que se suceden mientras el tiempo las diluye para que pasen mejor. La compañía también ayuda. Amigos, familia y demás. Tú también ayudabas. Ojalá estuvieras aquí.
A veces me pregunto si tendré razón. Si estarás vagando en la inmensa nada. O si por alguna anomalía fantástica estás en algún lugar mejor. Ojalá. Pero estarías mejor aquí. Andando con nosotros. Riendo. Como en los buenos momentos.
Si no hubieses seguido ese maldito camino, ¿como sería? Quizá fuera todo igual. Quizá hiciéramos lo mismo de siempre. Tú no elegiste esa travesía, aunque eligieras cómo atravesarla. Ojalá hubiera llevado a otro lugar. Cerca de nosotros, ojalá.
miércoles, 25 de marzo de 2015
Ultimátum
martes, 24 de marzo de 2015
Tus abrazos.
lunes, 23 de marzo de 2015
Cárcel de rutina
domingo, 22 de marzo de 2015
Artificio
Cada noche
miércoles, 18 de marzo de 2015
"Bu"
martes, 17 de marzo de 2015
¿Pánico? Corramos.
lunes, 16 de marzo de 2015
Lazos en la oscuridad
domingo, 15 de marzo de 2015
Ane
sábado, 14 de marzo de 2015
No cambies… Cambia… Has cambiado
miércoles, 11 de marzo de 2015
Resaca
martes, 10 de marzo de 2015
Maduremos. Enamorémonos.
Hace unos días fue uno de esos días. Esos en los que vuelves a tu casa después de haber bailado en un torbellino de emociones y, aun así, sientes las ideas claras. Reflexionando. Mirándote en cada espejo y pensando: “Cómo he cambiado...”.
Ese día te descubres esperando que la persona en la que quieres invertir tiempo, ganas y emociones salga rentable, cuando antes lo perdías por cada chiquillo que te hacía un poco de caso.
Ese día te encuentras a ti misma refunfuñando porque te ha prometido más de la cuenta, más de un “aquí y ahora", hablando de un futuro sobre el que tú nunca apostarías. Porque tienes bien aprendida esa lección que dice que las salas de espera no son más que un tiempo de vida muerto, sin sentido, que solo están para aplazar lo inevitable.
Y quizá, también te ves más tú y menos otros. No has pedido una ensalada para enmascarar que te encanta comer, te has ensuciado las manos y te has reído por frikadas, porque así eres. Porque te cansaste de fingir que eras normal, que te interesaba más la estética que los valores o que eras fan de grupos que sabes que, cualquiera en su sano juicio, repudiaría.
Sí, claro. No todo es perfecto. Sigues bailando en la cuerda de las inseguridades, en las peleas contra tus miedos y notas cómo los rasguños siguen allí. Pero sabes de qué pie flojeas e intentas apoyarte más fuerte en el otro para no caer en los errores que antes eran el día a día. Las noches en vela cuestionándote los motivos por los que actuaste así o allí...
No. Hoy sabes que a veces las cosas se dicen sin pensar, siempre se puede rectificar e incluso tomárselo con humor. Dominas más tus seguridades y sabes sacarte partido. O no, pero lo intentas. Y no es una cuestión de seducción, de intentar conquistar al otro, sino de sorprenderte. Conocer y disfrutar. Porque quieres. No porque los que saben te lo dicen.
Porque hoy estás tú y solo tú. Cuando antes estaban las opiniones, los rumores, las preguntas y los comentarios. Hoy sabes que seguirán estando, pero te la resbala. Igual que tu sujetador entre sus manos, pero esta vez sabiendo qué es lo que buscas, sabiendo qué es lo que esperas encontrar debajo de las sábanas. Aunque, de vez en cuando, dejándote sorprender por sus inquietudes científicas... Y por sus delirios de grandeza. Que te enganchan más y más, pero porque son un reto para ti, no para nadie más.
Neko
lunes, 9 de marzo de 2015
Pinball Map
domingo, 8 de marzo de 2015
Entre el Sol y la Luna
sábado, 7 de marzo de 2015
En su cabeza
jueves, 5 de marzo de 2015
Bajo la mirada de mi cámara
Alicia Salazar
miércoles, 4 de marzo de 2015
Otra aprendiz de Platón
martes, 3 de marzo de 2015
Mágico mundo.
lunes, 2 de marzo de 2015
El escritor de la Historia
domingo, 1 de marzo de 2015
Odio
"Día tras día te preguntarás que hace que todo vaya mal en tu vida, y no encontrarás la respuesta. Mientras, yo disfrutaré. Dejaré tu reputación por los suelos, haré que la gente se aleje de ti, me aseguraré de que tengas "mala suerte" en todas las facetas en las que quieras desarrollarte en tu vida. Te encontrarás ruedas pinchadas, cristales rotos, pintadas y rumores sobre tu persona cada vez que todo parezca ir algo mejor".
"Y lo peor de todo es que yo estaré allí para "ayudarte". Para darte un apoyo cuando haya hecho temblar los cimientos de tu vida. Me pondrá en una posición privilegiada desde la que me será más sencillo actuar. Te daré los peores consejos disfrazados de grandes soluciones, mientras me aseguro de que te hacen hundirte en la misera. No vas a levantar cabeza, te lo aseguro".
Ese momento parecía durar siglos, mientras aguantaba sus risas y la de sus amigos mirándole a los ojos y hacía de su rencor un plan. En su interior, cada risotada dolía muy hondo en su orgullo, alimentando su odio. Cuando las risas pararon creía que iba a explotar. Entonces fue cuando sin dejar de sonreír le dijo: "Oye, creo que a veces me paso un poco contigo, lo siento, pero ¡tendrías que verte la cara! Es muy graciosa. Me caes bien, no todos me aguantan tan bien como tú". Mientras se marchaba, las dudas brotaron en sus planes, dejando la burla impune y todo igual que ayer.