Esa delgada línea…
Entre tu sonrisa y la mía.
Esa delgada mancha,
entre lo que está bien y lo que está mal.
¿Hasta qué punto
confiar? ¿Hasta qué punto tu crítica es constructiva o destructiva? ¿En qué
momento decir basta si está todo teñido de emociones? ¿Si esto es un fango del
que es difícil escapar porque soy yo la que no para de vomitar sentimientos
hacia ti que me nublan la mente y la racionalidad?
¿Amor incondicional?
Incondicionalmente teñido de frases que rasgan, que raspan… Que hacen ver esto
como un amor propio de los poetas románticos pero que, no es más que un montón
de mierda enjaulada entre rosas.
Pero, como todo,
acaba oliendo.
Y no. Acabas
descubriendo que ese "me preocupo por ti" es solo un "me da
miedo descubrir mi falta de autoestima". Y, aunque así suene muy
abstracto, fue así en su conjunto. Y cualquier relación tirada por un montón de
inseguridades, no iba a tener otro efecto rebote que el de generar en mí una
inestabilidad de la que aun no me siento recuperada.
Y no quiero
exagerar.
No.
Pero esto me hace
ver lo fácil que es confiar en alguien y que ese alguien no confíe en sí mismo
y necesite robar tu confianza para ser un poco más, para crecer un poco más en
sus pocos centímetros de altura moral…
Y no. Es demasiado
fácil no darte cuenta de la manipulación, de las preguntas a altas horas de la
madrugada con alguna clase de intención vil y comprometedora. Es demasiado
fácil creer que es amor cuando solo es posesión. Pura y dura.
Y solo me hace
preguntarme si todas las personas que han sufrido algo así… ¿Podremos volver a
amar incondicionalmente sin pedir condiciones de por medio? Cómo a ellas les
hicieron…
Neko
No hay comentarios:
Publicar un comentario