¿Dónde está ese cuento que se perdió entre los
años, que hablaba de héroes enamorados de villanos, de princesas que salvaban
reinos de la autodestrucción y de leyendas de dragones que alimentaban el alma
de los caballeros que jamás llegaron a derrotarlos?
Estoy buscando el nudo que atragantó al lobo y
nunca pudo soplar, soplar y soplar, hasta convertir en delirio la pesadilla de
los cerditos que, hartos de esperar, acabaron con un tiro de escopeta en sus
gargantas.
Ando detrás de las lágrimas de aquel padre que
nunca vio despertar a su bella hija, pues nació muerta, como muertos se
quedaron los sueños de su infancia.
Sigo tras la pista del gusano que habitaba la
manzana y que mató a la joven Blancanieves. Invisible, del que nadie cuenta
historias, pues se alimenta de los hombres que ven en ellas una simple
sirvienta para complacer sus caprichos
Persigo la tumba de ese zapatero, cuyo cadáver apareció
flotando en el mar con un clavo en la garganta para regocijo de los duendes,
que colectivizaron la fábrica sin ladrones que forjaran sus cadenas.
Tal vez jamás lo encuentre, pero seguiré
buscando las perdices que dieron de comer a los finales felices de las
historias que decidieron albergar en su propio final, una sonrisa.
Drizzt Beleren
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