jueves, 26 de noviembre de 2015

Balada gris

Hoy necesito una balada gris, de suave rasgar contra el olvido y de acordes pesados, que queden en mí como los posos del café; para luego poder leer en ellos la más triste historia de amor. Sus letras serán lágrimas en este desorden de ideas, pero no me importan los mensajes, ahora no. Deseo dolor en el latir de sus palabras e indiferencia en sus compases. Y volver a hundirme en la marea de hastío que maneja el rumbo de una vida que hoy no quiero amarrar.
                      
En esta tarde necesito un breve silencio que me arroje al mar de la desidia y quiebre en mil tempestades la monotonía que escupe el tiempo. Necesito la tenue oscuridad que llena mis sentidos para camuflarme con esta vida, que tan poco me importa. Pero no busques el porqué en el rumiar del viento ni en el silbar de otro cuerpo, no pido explicaciones; pido consuelo al vacío, que siempre tan bien me aconseja.

Necesito un rincón en el que esconderme del mundo, un trozo de libertad en mi propia cárcel. Necesito vomitar en el papel las lágrimas que no hallo causa de la desgana, quizás encontrar la balada gris que me comprende mucho más que cualquier ser humano sobre la insignificancia de nuestro planeta; la insignificancia de nuestras vidas.

Drizzt Beleren

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