jueves, 26 de febrero de 2015

Automáticamente (ego)critica(dora).

Voy a mezclar luces de discoteca con un poco de ron, voy a coger tequila, echarle sal a tu risa y voy a exagerar las veces que tu mirada se cruzaba con mis interrogantes. Y voy a contar nuestra historia mil y una veces, transformarla, estirarla, analizar cada uno de los gestos que tuviste conmigo, contorsionar mis emociones y exagerar y exagerar una y mil veces lo puta que fue la vida.

Pero no, no te preocupes que para mí también hay golpes. Hay gritos con silenciador disparado hacia las cien y una mañanas en las que me he arrepentido de no decir la palabra exacta, de no ser como soy, de buscar en camas ajenas algo que no debía ni pedir en voz alta, de no contestar cuando debería.

Siempre me he considerado una persona muy autocrítica, pero en la justa medida, en la de no machacarse y distorsionarse a uno mismo. Ahora me doy cuenta de que mi amor propio es grande, como tus reproches hacia mi egoísmo. Y puede ser. Pero supongo que darme cuenta es un ejercicio de autocrítica. Y no, no soporto la capacidad de los demás de ver la paja en ojo ajeno. Pero, pronto, me doy cuenta de que soy una más en esta función.

Y hoy, hoy debería estar sonriente y resplandeciente. Porque he encontrado a alguien tan grande (literal y metafóricamente hablando) que me da miedo pronunciar su nombre. Pero no, me encuentro regocijándome en la aguja, en el veneno, en la luz que encuentro en mi sombras y alimentarme de mis miedos. Y, al día siguiente, me descubro fingiendo ser una princesa que no tiene ninguna preocupación y es feliz sin pensar en las maldades de este mundo. Y así, mi mundo acaba siendo un conjunto de incongruencias que no encuentran papel donde cobrar sentido.


Y, entre tanto lío, la puta se cree, por fin, una más en la función, no una figurante sino una protagonista con nombre y apellidos que, con sus más y sus menos, ha sabido levantarse, luchar a pesar de sus miedos y, por lo menos, disfrutar unos pocos segundos de lo que tiene entre sus manos, aunque sea una felicidad sostenida por pocos momentos pero intensos, aunque sean poco intensos pero muchos, aunque sepa que la racionalidad se la va a llevar de nuevo al mundo de la insguridad y las ansiedades. 



No espero que me entendáis, sino que interpretéis, a vuestra manera, lo que significa esto. Igual que lo hacen ellos con todas sus canciones. 



Neko

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