Era el día que había marcado en el
calendario desde hacía meses y se sentía aturdida como si el mismísimo diablo
la hubiese poseído. Llevaba mucho tiempo sin ser feliz, sin disfrutar de la
vida pero ya era el momento de levantar un muro, de perseguir sus sueños.
Ella había sido siempre una chica
agradable y sencilla de las que siempre van con una sonrisa puesta. Sin
embargo, su vida empezó a torcerse un 20 de septiembre, el día de su 18
cumpleaños.
Es noche ocurrió algo trágico que le
hizo cambiar, algo que ella no desearía
ni su peor enemiga. Desde entonces su sonrisa se convirtió en oscuridad, era persona, nadie la reconocía.
Al principio todos le dedicaron su
tiempo y su amor, solo había que darle tiempo decían sus padres pero el tiempo
pasaba y ella nunca volvió a sonreír.
No era tonta y sabía que estaba
haciendo daño a sus seres queridos así que decidió que tenía que volver a ser
la misma. Hizo un plan y marcó una fecha en el calendario y ese día era hoy.
Nadie sabía nada de su plan, no quería
perjudicarles. Por primera vez en meses volvió a ponerse el vestido que llevaba
el día de su 18 cumpleaños y acudió a esa discoteca donde empezaron sus
pesadillas. Estaba segura de que él estaría allí, buscando una nueva presa.
Y así fue, él no la recordaba pero
pronto se acercó, como la otra vez. Cuando lo hizo ella sintió escalofríos, él
la había violado y nunca recibió castigo así que estaba vez iba a tomarse la
justicia por su cuenta.
Al poco de verla le pidió que salieran
a tomar el aire tal y como lo había hecho la primera vez pero ella ya lo sabía.
Todo estaba pasando como la noche en que fue violada.
Ya en su coche, él intentó forzarla pero
esta vez ella estaba preparada, lo había estado soñando desde hacía meses. Sacó
una pistola y le pegó un tiro; por fin habían terminado sus pesadillas.
Por fin podía volver a ser la misma de
siempre, por fin podía volver a ser feliz.
Sarasvati
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