Lento recorría las líneas de tu cuerpo
con una sensación de temida melancolía. Tu cara, rígida por el sueño, aun me
miraba con recelo. Esperaba y desesperaba. "No sé cómo voy a despedirme de
ti, de todo, de lo que es nuestra vida."
Pasaron las semanas y conseguí
deshabituarme de ti con bastante facilidad. Solo recordaba todas y cada una de
las razones que me resquebrajaron por dentro y me hicieron huir. De ti y de mí
misma. Por tu culpa...
La rabia hizo muy bien su función de
correr por dentro de mí todos estos meses. Conseguí evadir todas las buenas
razones que me habían hecho aferrarme a ti y a tu mirada, a la esperanza de tus
días y tus noches, a tu vida…
Lo hizo muy bien hasta hace escasas
semanas... Hasta que alguien me abrazó con un fingido cariño que me hizo recordar
de golpe todas las veces que tú, sin saber que yo te amaba también, me
abrazabas cálidamente. Solo para transmitirme un poco del calor de tus brazos.
Ese calor... Cálido. Ese calor tan tuyo, tan silencioso y seguro. Tan firme.
Entonces recordé por qué me había
enamorado de tu risa, de tus bromas entre cosquillas, de tu mirada de niño
bueno mientras me sonreías directamente al corazón... Recordé TODO. Cuando me
regalaste el mejor día de cumpleaños que nadie me ha dado jamás. Cuando
jugábamos a enfadarnos entre risas. Cuando te picabas porque yo era mejor que
tú en el Tekken. Cuando tuviste la paciencia y la inconsciencia de enseñarme a
ir en bici. Cuando me enseñaste tus rincones favoritos de Zaragoza. Cuando me envidiabas
porque tu perra me quería más que a ti. Cuando nos emocionábamos porque llovía y tronaba a la vez...
Cuando tuviste la maldita esperanza de
que todo se solucionaría... Cuando solo pensabas que era un bache mientras todo
se estaba rompiendo poco a poco. Cuando seguiste luchando con los fantasmas, con
mis fantasmas .Y contra mis sombras mentales.
Sigo teniéndote rabia aunque jamás
podré odiarte. Me alegro de que hoy, por lo menos, haya podido desempolvar la
caja de lo que me hizo sonreír hace años sin acabar estornudando por mi alergia
a lo bonito, a lo que emociona y te hace querer hundirte un poco más en la
montaña de sentimientos. Por lo menos sé que un día me hiciste feliz. Pero
feliz de verdad, sin una sonrisa fingida y unas pretensiones banales.
Por lo menos no he olvidado las líneas
de tu cuerpo, que aun ahora me atrevería a volver a dibujar. Porque aun
recuerdo tus puntos débiles y aquellos que te hacían enamorarte un poco mas de
mí si es que eso era posible.
Por lo menos ahora sé que no podré olvidar lo importante que fuiste para mí. Y, aunque dé pena la fase en la que
nos encontramos ahora, por lo menos me hago creer que es lo normal.
Nunca me olvidaré de ti… y solo espero
que tu odio no me haya dejado en la esquina más fea de tu memoria. Porque,
bueno, soy demasiado bonita como para no estar en exposición. Aunque solo sea
en la parte de los fracasos.
Neko
No hay comentarios:
Publicar un comentario