domingo, 1 de marzo de 2015

Odio

"Te odio. Esta ha sido la gota que ha llenado el cuenco de mi paciencia. He aguantado continuamente tus ataques y tus burlas sin decirte nada, pensando que te darías cuenta y pararías. No puede seguir así. Quizá he sido demasiado permisivo, no queriendo llamar la atención con una riña, pero ése no es mi estilo. No va a quedar así. A partir de ahora te lo devolveré a mí manera, sin hacer ruido".
"Día tras día te preguntarás que hace que todo vaya mal en tu vida, y no encontrarás la respuesta. Mientras, yo disfrutaré. Dejaré tu reputación por los suelos, haré que la gente se aleje de ti, me aseguraré de que tengas "mala suerte" en todas las facetas en las que quieras desarrollarte en tu vida. Te encontrarás ruedas pinchadas, cristales rotos, pintadas y rumores sobre tu persona cada vez que todo parezca ir algo mejor".
"Y lo peor de todo es que yo estaré allí para "ayudarte". Para darte un apoyo cuando haya hecho temblar los cimientos de tu vida. Me pondrá en una posición privilegiada desde la que me será más sencillo actuar. Te daré los peores consejos disfrazados de grandes soluciones, mientras me aseguro de que te hacen hundirte en la misera. No vas a levantar cabeza, te lo aseguro".
Ese momento parecía durar siglos, mientras aguantaba sus risas y la de sus amigos mirándole a los ojos y hacía de su rencor un plan. En su interior, cada risotada dolía muy hondo en su orgullo, alimentando su odio. Cuando las risas pararon creía que iba a explotar. Entonces fue cuando sin dejar de sonreír le dijo: "Oye, creo que a veces me paso un poco contigo, lo siento, pero ¡tendrías que verte la cara! Es muy graciosa. Me caes bien, no todos me aguantan tan bien como tú". Mientras se marchaba, las dudas brotaron en sus planes, dejando la burla impune y todo igual que ayer.

No hay comentarios: