Las preguntas se
agolpaban en mi mente. Y mis momentos con ellos se disipaban. No quería
reconocerlos míos ni me quería encariñar de ellos. Prefería huir por la
tangente. No seguir en ese hogar que me ha hecho las veces de choque y de
parachoque. A la vez. Muy a la vez.
Podría hablar en
pasado. Pero hoy me siento presente y futuro. Y no. No tengo ni idea de qué
hacer. Cómo actuar o de dónde sacar las fuerzas para combatir, combatir contra
quienes me han enseñado todo lo que sé.
Cómo cambiar el
mundo de personas que lo han creado todo en base a una serie de sucias ideas o
composturas filosóficas a las que se aferran a cada golpe de dificultad intragrupal.
Y no. No tengo fuerzas. Y siento rabia, incompetencia,
intolerancia, asco, miedo y evitación. Y sé que con esto último no se llega a
nada pero… Qué le voy a hacer si hoy no tengo ganas de luchar. Si pienso que
algún día descubriré la fórmula secreta o, por lo menos, estaré lo
suficientemente lejos.
Me siento triste,
una persona que no debería ni existir por pensar esto. Pero es que cuando te
ves con algo tan grande que no sabes ni por dónde cogerlo… es imposible
empezar. Imposible planificar.
Hoy dejemos a la
improvisación y a las ganas la capacidad de cambiar el rumbo. Poco a poco. Sin
prisas. Aunque sabiendo que es la raíz de todo y que… Profundizar en el fondo
sería lo mejor.
Pero… Hoy sin presiones. Poco a poco…
Neko
No hay comentarios:
Publicar un comentario