¿Yo iba a ser alguien realmente? No me costó muchas
horas averiguar la magnitud de trastornos que el pobre círculo de "hombres
negros" padecía. Lo verdaderamente sorprendente era que yo encajaba en
ellos como una pieza perfecta, parecía que era lo que les faltaba para
completar su delirio, que esta vez era mucho más que compartido. Era dividido y
transmitido entre todos ellos, padecían una especie de enfermedad infecciosa
que se transmitía por medio de las palabras y que afectaba a todos y cada uno
de ellos.
Y, aunque al principio me divertía y me hacía creer
que estaba en una especie de experimento social virtual a gran escala… Con el
paso de los días me fui introduciendo yo mismo en su forma de ser. Y, sin darme
cuenta, caí en la misma trampa que ellos. Y mis pensamientos empezaban a fluir
por sus calles estrechas y desiguales que eran un intrincado conjunto de ideas
poco estructuradas pero que generaban mucha violencia entre ellos. A mí me
respetaban todos y las avenidas principales se llenaban de delincuentes de
emociones que, ante mi paso, no eran capaces más que de expresar miedo, dejando
de lado el resto de sentimientos. Porque no tenían fuerza. Y yo… Yo era el que
dominaba todo.
La diversión dio paso a la responsabilidad y empecé a
encontrar a los causantes de la locura que la ciudad de Anæ padecía. Acabé
aprendiéndome el mapa al dedillo y con facilidad sabía descubrir esas ideas
fugitivas que se intentaban esconder en los recovecos más extraños de la ciudad
para no ser descubiertos.
Esas ideas fugitivas, como las que pasan fugazmente
por tu mente pareciendo inofensivas, eran las más peligrosas. Sabían cómo
adherirse a alguna de las calles más estrechas e ir cavando un estrecho túnel
con el fin de llegar al abismo de la ciudad de Anæ, al corazón del mismo. Eran
ideas parásitas que querían acabar con la racionalidad de las avenidas
principales y llegar al poder de la manera más banal posible, a través de
mentiras y promesas incumplidas. Y yo acabé siendo una especie de guardia de
pensamientos, intentando evitar que la ciudad de Anæ se viera dominada por esas
ideas parásitas.
Mi trabajo era intenso pero reconfortante...
Neko
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