Llueve tras mi ventana, como casi
todas las noches. Todavía no me acostumbro a esta ciudad oscura y triste. Mi
vida ha dado un giro de 180 grados y como siempre, a peor.
Aborrezco esta incansable sensación.
Me siento incompleta desde que llegué a este maldito lugar plagado de maldad.
Me siento acomplejada, nostálgica, perdida entre las sombras…
Ojala solo fuera simple nostalgia.
Querer es poder decía mi madre cuando le hablé de esta fantástica oportunidad
que me iba a llevar a lo más alto. Pero ella no sabía la verdad. No era
consciente de que me habían despedido de mi trabajo, que no podía pagar las
facturas y que mi vida se derrumbaba por momentos. Había confiado siempre en
mi, sin pensárselo dos veces y siempre había dicho orgullosa que yo llegaría a
lo más alto. Por eso me fui y te dije, mamá que lo que encontraría aquí sería
lo mejor para mi futuro.
Me odio por esto y por muchas cosas
más. Odio esta oscura ciudad que me impide sonreír. Oigo llover, un sonido que
antes me gustaba pero ahora me atormenta.
Las noches son eternas y hoy no va a
ser diferente. Suena el teléfono, es mamá. Como cada semana una gran mentira
saldrá de mi boca. Solo que esta vez decido no responder.
Sarasvati
No hay comentarios:
Publicar un comentario