Al
fin terminé de contar las estrellas que cubren hoy el cielo, pese a perder la
cuenta innumerables veces por culpa de las líneas de tu cuerpo, y llegué a la
conclusión de que no hay suficientes como para superar las vidas que daría por
poder seguir amándote mañana al despertar. Mis latidos bailan al son de tu
respiración que, calmada, te mantiene en el viaje de tus sueños. Tus párpados
sumergen varias de las razones por las que te convertiste en la locura que guía
mi camino, atrapándome en una infinita espiral.
Y
es que mi joven corazón se esconde entre tus piernas, no quiere salir de ahí.
Así es como pasan las horas, pero confiésame: ¿cómo acabamos cayendo nosotros
también en esta trampa llamada amor? Somos el amanecer de la luna y la lluvia
de arena, dos nómadas enredados por la mejor de las historias de amor. Ni los
cuentos ni las películas podrían tan siquiera asemejarse. Tan real que lo hace
único.
Vuelve abrazarme, antes de que nuestras vidas se acaben. Pues lo más cruel de la muerte será no volverte a encontrar.
Drizzt
Beleren
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