Hace frío y corre el
aire, pero tenía que salir de casa. Poso mi mirada en lo que enfoca
el objetivo de mi cámara de fotos. Una pareja de ancianos sentados
en un banco del parque en medio de esa escena otoñal tan perfecta.
Me gusta lo que veo y lo que me hace sentir así que presiono el
botón y robo ese pequeño momento que el tiempo ya no les podrá
quitar. Incluso les he sacado sonriendo. No hay nada que tenga más
magia que una sonrisa.
-¡Raúl!-grita David.
Tarde como siempre pero
nunca da plantón.
-Perdona, ya estoy
¿Tienes ya noticias? ¿Te han mandado un mensaje, una carta o
algo?-pregunta ansioso.
-No todavía no. He
mandado tantas solicitudes a tantos sitios... tanto en Estados Unidos
como aquí en España.
-Tú quieres seguir aprendiendo allí... ¿Has mirado el correo? No te vuelvas loco con
tantas cosas, es bueno tener un plan B o C pero espera a ver qué
pasa-me aconseja. Es un buen amigo.
David sabe que no he
tenido suerte últimamente con mis proyectos de futuro director de
cine. Me presenté a varios concursos y aunque en proporción con los
trabajos presentados no quedé mal, no tuve una posición destacada.
He tenido más fracasos pero luego siempre había alguna recompensa.
Sin embargo, llevo un tiempo off. Siento que he perdido la
inspiración. Estudié Imagen y Sonido y acabé pensando que tenía
talento y dotes para esto, que sabía captar las emociones de los
momentos y su esencia con solo una imagen. Fotografía, vídeo, como
sea. Pensé que era capaz de crear guiones con las palabras adecuadas
que eran el alma de cualquier historia que pudiera imaginar, ya fuera
cómica, dramática e incluso, irreal y fantástica gracias a la
magia del cine. Me gasté mi triste sueldo del trabajo en el
McDonald's en los caros instrumentos que necesitaba para clase y para
mi uso personal. Y ahora siento que ha sido un tiempo, dinero e
ilusiones perdidas. Pero no debo culpar al universo del lugar y el
estado en el que me encuentro ahora, nadie me dijo que fuera fácil.
He de confesar que pese a
que me sienta en el fondo del pozo, hay algo que me impide darme por
vencido. Llámalo esperanza o valor o masoquismo. Estoy sediento de
más escenas épicas, de más lágrimas de aquellos que se emocionan
con dos horas del fruto de este trabajo, de más aplausos, de tardes
domingueras de manta y tazón de chocolate embobado con la pantalla
sea de quien sea la creación, de noches frente al ordenador montando
las mías... Sí, estoy cansado pero sé que no puedo dejar esta
droga por mi propia salud mental. Quizás David tenga razón y
simplemente deba esperar. Las cartas están puestas sobre la mesa,
ahora lo que tenga que pasar no está en mis manos ¡Qué importan
las tortas que me he dado y las que me quedan por recibir! Esto es lo
único que siempre será mío, lo único que me hace feliz... y lo
había olvidado. Supongo que no merece la pena si no tienes que
luchar por ello.
Tras dos cafés, varias
charlas de positivismo y un fuerte abrazo de mi mejor amigo, vuelvo a
casa. Vuelvo y abro el buzón. Sí, hay un sobre y por la dirección
es americano. Solo con esto me acabo de demostrar que soy más fuerte
de lo que yo pienso que soy. Si esto sale mal, es igual. Lo seguiré
intentado, llamaré a todas las puertas que haga falta y seguiré
creciendo como profesional de este séptimo arte que me alimenta cada
día. Miro el interior del sobre y me salto el protocolo hasta llegar
a la respuesta que me interesa. Es afirmativa.
"It's not that I'm not feel the pain, It's just I'm not afraid of hurting anymore"
"It's just a spark but it's enough to keep me going"
Alicia Salazar
No hay comentarios:
Publicar un comentario