jueves, 5 de marzo de 2015

Bajo la mirada de mi cámara

Hace frío y corre el aire, pero tenía que salir de casa. Poso mi mirada en lo que enfoca el objetivo de mi cámara de fotos. Una pareja de ancianos sentados en un banco del parque en medio de esa escena otoñal tan perfecta. Me gusta lo que veo y lo que me hace sentir así que presiono el botón y robo ese pequeño momento que el tiempo ya no les podrá quitar. Incluso les he sacado sonriendo. No hay nada que tenga más magia que una sonrisa.
-¡Raúl!-grita David.
Tarde como siempre pero nunca da plantón.
-Perdona, ya estoy ¿Tienes ya noticias? ¿Te han mandado un mensaje, una carta o algo?-pregunta ansioso.
-No todavía no. He mandado tantas solicitudes a tantos sitios... tanto en Estados Unidos como aquí en España.
-Tú quieres seguir aprendiendo allí... ¿Has mirado el correo? No te vuelvas loco con tantas cosas, es bueno tener un plan B o C pero espera a ver qué pasa-me aconseja. Es un buen amigo.

David sabe que no he tenido suerte últimamente con mis proyectos de futuro director de cine. Me presenté a varios concursos y aunque en proporción con los trabajos presentados no quedé mal, no tuve una posición destacada. He tenido más fracasos pero luego siempre había alguna recompensa. Sin embargo, llevo un tiempo off. Siento que he perdido la inspiración. Estudié Imagen y Sonido y acabé pensando que tenía talento y dotes para esto, que sabía captar las emociones de los momentos y su esencia con solo una imagen. Fotografía, vídeo, como sea. Pensé que era capaz de crear guiones con las palabras adecuadas que eran el alma de cualquier historia que pudiera imaginar, ya fuera cómica, dramática e incluso, irreal y fantástica gracias a la magia del cine. Me gasté mi triste sueldo del trabajo en el McDonald's en los caros instrumentos que necesitaba para clase y para mi uso personal. Y ahora siento que ha sido un tiempo, dinero e ilusiones perdidas. Pero no debo culpar al universo del lugar y el estado en el que me encuentro ahora, nadie me dijo que fuera fácil.

He de confesar que pese a que me sienta en el fondo del pozo, hay algo que me impide darme por vencido. Llámalo esperanza o valor o masoquismo. Estoy sediento de más escenas épicas, de más lágrimas de aquellos que se emocionan con dos horas del fruto de este trabajo, de más aplausos, de tardes domingueras de manta y tazón de chocolate embobado con la pantalla sea de quien sea la creación, de noches frente al ordenador montando las mías... Sí, estoy cansado pero sé que no puedo dejar esta droga por mi propia salud mental. Quizás David tenga razón y simplemente deba esperar. Las cartas están puestas sobre la mesa, ahora lo que tenga que pasar no está en mis manos ¡Qué importan las tortas que me he dado y las que me quedan por recibir! Esto es lo único que siempre será mío, lo único que me hace feliz... y lo había olvidado. Supongo que no merece la pena si no tienes que luchar por ello.


Tras dos cafés, varias charlas de positivismo y un fuerte abrazo de mi mejor amigo, vuelvo a casa. Vuelvo y abro el buzón. Sí, hay un sobre y por la dirección es americano. Solo con esto me acabo de demostrar que soy más fuerte de lo que yo pienso que soy. Si esto sale mal, es igual. Lo seguiré intentado, llamaré a todas las puertas que haga falta y seguiré creciendo como profesional de este séptimo arte que me alimenta cada día. Miro el interior del sobre y me salto el protocolo hasta llegar a la respuesta que me interesa. Es afirmativa.



"It's not that I'm not feel the pain, It's just I'm not afraid of hurting anymore"
"It's just a spark but it's enough to keep me going"

Alicia Salazar

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