sábado, 14 de marzo de 2015

No cambies… Cambia… Has cambiado

Egoísta, vanidoso, soso, aburrido y otras muchas cosas. Así era él ahora. Nuestra vida había entrado en un huracán sin retorno, de esos que te matan por dentro. No éramos felices pero hubo un momento en que si lo fuimos. Fue al principio, cuando solo hacía falta una mirada para entendernos y la risa era nuestra mejor aliada, siempre.

Ya no éramos uno, solo simples desconocidos. A veces pienso que durante meses le pedí más de lo que podía darme y eso nos convirtió en lo que somos ahora. Empezó a alejarse, poco a poco como si en lo más fondo de su corazón desease que fuera una despedida dulce, calmada, triste. Pero la despedida nunca llegó. Ya nada era suficiente para nosotros, ni siquiera una despedida…

Una discusión constante nos mantenía alejados, tristes, cabreados... Al principio las broncas eran divertidas y las reconciliaciones eran excitantes, abrumadoras y fantásticas pero hacía meses que nada era así. De mi boca siempre salían las mismas palabras: “Has cambiado”. No había nada que él odiase más que esas palabras. Eranun puñal que se clavaba en su corazón pero no podía callarme.

Deseé con fuerza que todo volviera a la normalidad como antes, cuando yo no le pedía nada, cuando todavía no había cambiado, aquel momento en el que era el hombre del que me enamoré. Millones de veces intentamos volver al principio, reconciliarnos, amarnos como habíamos hecho siempre pero la llama se estaba apagando.

Una tarde como otra cualquiera, de esas en las que ya no compartíamos ni la manta, ni el sofá, ni siquiera las conversaciones decidimos que era tarde para seguir con lo nuestro. El amor estaba ahí pero ya no éramos uno sino solo dos desconocidos que ya no se entendían como antes.


… Los dos habíamos cambiado.

Sarasvati 

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