lunes, 17 de marzo de 2014

La Teoría de Cuerdas

Vacío. La eternidad me ahoga en las mareas de la vasta noche. La luna, más lejos que los límites de toda visión, agita el silencio de las estrellas, que lloran al no poder amar. El tictac del reloj ya ardió consumiendo las arrugas de mis sueños, la luz disipó las lágrimas que portaban decrépitos recuerdos, y un sinfín de enredos prendió la mecha del ayer.

Las telarañas de nuestros pasos tejen cordones de sueños entre las almas que se encuentran, por azar, en el camino. Pendiendo nada más que de un hilo caemos en esta absurda realidad que secuestra nuestros corazones, en este plano que retuerce nuestra mente, en este universo donde el amor forja el calor de nuestras almas. Las sonrisas, finas tiras de mimbre que se entrelazan, nos atan al efímero humo de la verdad. Tan solo existe una oportunidad. No hay vuelta atrás.
Pues con el tiempo, el aire desgasta las trenzas del destino, el agua degrada las cadenas que forjamos, la arena rompe toda unión. Si algún nudo de la maraña de cuerdas sobrevive al dolor de la soledad, si el reflejo del firmamento escupe un nuevo amanecer en compañía, al soltar el último lazo te hallarás siempre ahí.

Ahora acuesto cada noche sus miradas, protejo su sonrisa del crepúsculo, y robo las plegarias del viento; ahora espero su eternidad para poder volar con ella. Libré la más épica de las batallas, vencí a la más terrible de las pesadillas, y aunque mi cuerpo pereció y mis ojos se cerraron, derroté a la soledad.

Nuestro camino debe proseguir más allá de las luces del infinito, más lejos que el brillo de tus pupilas; pero lo haremos cogidos de la mano.




Drizzt Beleren

No hay comentarios: