sábado, 12 de abril de 2014

Amistad infinita

Tres años. Más de 1000 días. Durante este tiempo mi vida ha dado un vuelco muy grande. Nunca antes había tenido a alguien en mi vida que realmente me llenase tanto. Bueno, en realidad miento. Hace 12 años, cuando tenía tan solo 8 añitos conocí en el cole al que durante 2 años fue alguien muy especial para mi. Éramos inseparables, siempre juntos, nos metíamos en problemas y pasábamos todo el tiempo juntos. Recuerdo que una vez mis padres lo invitaron a la playa con nosotros y estuvimos todo el verano juntos. Nunca me cansaba de compartir el tiempo con él. Los dos éramos felices hasta que todo cambió.

Un día, cuando tan solo teníamos 10 años fuimos a cenar todos juntos, mis padres y los suyos. Para nosotros era algo normal. Nuestros padres se hicieron muy amigos gracias a que él y yo estábamos siempre juntos y muchas veces salíamos las dos familias a cenar o incluso de excursión.

Sin embargo, esa noche fue diferente. Los padres de mi amigo, de Juan, nos comunicaron que esa cena, la de un 8 de octubre, iba a ser la última con nosotros. Juan no sabía nada. Cuando nos enteramos los dos rompimos a llorar. La familia de Juan debía viajar a Alemania por motivos de trabajo y probablemente no volverían jamás.

Para mi este fue un golpe muy duro. Juan era mi mejor amigo, mi único punto de apoyo. Habíamos estado juntos durante dos años. Éramos inseparables hasta que se tuvo que ir.

Desde que Juan se tuvo que ir nunca encontré un amigo como él, alguien que con tan solo mirarme me entendiera así que, poco a poco, dejé de hacer amigos. Empecé a estar sola, siempre sola. Solo pensaba en Juan. Pero nunca volví a saber de él.

Cuando empecé el instituto me obligué a hacer amigos, a tener alguien con quien salir pero nunca me llegué a sentir como lo hacía con él, mi alma inseparable.

Los años fueron pasando poco a poco y Juan fue desapareciendo de mi cabeza. Ya casi no me acordaba de él hasta que un día…

...Estaba en un bar con unos compañeros de clase tomando unos cafés cuando un chico de unos 17 años se acercó a nosotros. Me miró y dijo:

-¿Eres tú? ¿Alicia?

Yo no sabía de que le conocía pero la verdad es que me sonaba mucho.
Sin embargo, solo me hicieron falta 10 o 20 segundos para reconocerle. ¡Era Juan! Mi mejor amigo.

En ese mismo momento me lancé a sus brazos y no pude evitar llorar de alegría. Él tampoco se había olvidado de mi. Es más, había esperado siete años, siete largos años para poder venir a buscarme. Él deseaba que yo no hubiera cambiado de casa porque quería, deseaba volver a verme.

Los siguientes dos días los pasamos encerrados en mi casa. Nos pusimos al día y recordamos viejos momentos. Yo volví a ser la misma. Por fin volvía a tener a mi alma gemela cerca.

Pero de repente empecé a sentir algo por Juan. Me di cuenta de que no solo le quería como un amigo, quería que fuera algo más. Lo que yo no sabía es que Juan siempre había sentido eso mismo por mi. Que, con ocho años, ya estaba enamorado de mi y que en estos largos 7 años en Alemania, lejos de mi, no había dejado de pensar en nosotros.

Justo en ese momento en el que yo estaba pensando cómo podría decirle a un amigo de mi infancia que estaba enamorada de él, Juan me besó en los labios. Era un 8 de octubre. En ese momento parecía que esos largos 7 años hubieran sido tan solo horas porque Juan y yo seguíamos siendo los mismos.

Han pasado tres años desde entonces. Tres años desde que mi mejor amigo de la infancia, mi mejor amigo de siempre vino a buscarme y se convirtió en mi pareja. 

Es verdad que no somos una pareja común porque seguimos siendo mejores amigos pero estamos enamorados. Y estoy segura de que es precisamente eso lo que nos hace estar tan unidos.

¿Vosotros qué opináis?

Sarasvati


No hay comentarios: