domingo, 13 de abril de 2014

Manuel

Amigo de amigo. Alejandro le presenta a Manuel. Es un chico majo y enseguida hacen migas. Alegre y bueno, es una persona divertida que cae bien. No es una amistad a primera vista, pero es un buen comienzo.

...

Coinciden Alejandro, Manuel y él. Le suena de algo pero no consigue recordar de cuándo. No obstante, sigue siendo fácil pasarlo bien y sonreír al lado suyo. Una tarde de risas como otra cualquiera.

...

Están los tres con dos de sus novias. Se conocen ya de algo y saben que es agradable pasar el rato en su compañía. Salen a cenar y beben un poco, las bromas vuelan y se respira el buen ambiente.

...

En casa de Alejandro juegan a un juego de ordenador malo, de esos que sólo sirven para entretener pero que en el momento parecen lo más divertido del mundo. Mientras, Alejandro intenta llamarles la atención con alguna otra cosa que también le incluya a él. Cuando se despiden, se abrazan como buenos amigos y se entienden mucho más de lo que ellos saben.

...

Manuel pasa una mala racha, quedan para hablar y pasar el rato. Lo ha dejado con su novia y tiene un problema de visión que le marea. Se dan apoyo mutuo, sueltan unas risas y parece que no hay nada que no pueda superar una tarde de amigos.

...

Alejandro y él van a verlo a Madrid. Pese a las circunstancias, al final todo se suelta y disfrutan como siempre, bromeando con el parche de Manuel y con cualquier cosa. Nada es tan serio como para escapar a una broma que lo trivialice. Los dos aprovechan esa noche para salir por Madrid. Alejandro es positivo y piensa que todo irá bien, en cambio él no puede evitar sentirse mierda mientras se divierte, Manuel mientras está sufriendo solo y sin compañía. A oscuras nada se ve bien.

...

Es el cumpleaños de Manuel. Hace tiempo que no lo ven, como es su deseo. Cuando lo ven les es imposible no quedarse perplejos. Casi no lo reconocen. Pasan bromeando en susurros el rato, notando la palpitante seriedad cortar cada atisbo de felicidad prematuramente, dejándoles desnudos ante cualquier intento de aliviar el rato. Él todavía piensa que tenía que haberse rapado cuando tuvieron que quedar para pasarle la maquinilla a Manuel.

...

Alejandro y él se miran. Se entienden. Y aunque no broten las lágrimas cada uno lee en la mirada del otro aquello que por dentro les hace derrumbar. La incomodidad de verlo así, la incomodidad de no poder haber hecho nada. Él se arrepiente de haberle hecho caso y no haber estado allí con él. Alejandro no puede evitar sentirse vulnerable, nunca creyó del todo que fuera a pasar. Están con su gente, la gente que quiso a Manuel.

...

Un día cualquiera se acuerda de él. Ha pasado tiempo, pero hay cosas que recuerda como si fuera ayer. Le duele lo que no pudo ser, su carrera, su vida, aquella amistad que murió al nacer. Piensa que le debe vivir la suya, y dedicarle algo a él. Sabe que no está en ningún sitio ni sirve de nada, pero aún así, en parte, hace las cosas por Manuel.

...

Un buen día recordó esto y tomo una decisión. Escribiría con el corazón en la mano y Manuel en su cabeza. Y Melo sería él.

MELO

1 comentario:

Unknown dijo...

Estuviste allí con él, porque respetaste su deseo, y tu compañía éL la sentía. No se sintió sólo, aunque quizá, a veces incomprendido. Y aunque dices saber que no está, está. Está en tus recuerdos y en los míos, está en todo aquello que vivimos, que compartimos, que aprendimos. Está en ti y en mi, y por él, para mi, sólo por él hay que seguir. Porque así lo habría querido