Hace seis meses que sé que me buscan.
Pero por lo que he sabido son bastantes más los que han estado intentando
encontrarme. Tengo 18 años y soy un chico feliz. Nunca me he sentido
incomprendido o poco querido pero desde que ellos intentaron entrar en mi vida
me pregunto qué hubiera sido de mi si no me hubieran dado en adopción.
He vivido 18 años con unas personas
que han dado su vida por mi. Me han querido y respetado. Me han hecho feliz. Y
ahora mis padres biológicos quieren conocerme, volver a mi vida. No entiendo
nada. Me abandonaron, me dejaron en un hospital y no volvieron. ¿Por qué ahora
quieren entrar en mi vida?
Mis verdaderos padres me aconsejan
que les dé una oportunidad, que son buenas personas y que me quieren. No
entiendo nada. La cabeza me da vueltas. ¿Cómo van a ser buenas personas si me
abandonaron? Estoy confuso.
Sin embargo, decido hacerle caso a
mi madre. Ella es una mujer sabia y la idolatro. Voy a quedar con ellos, a
regañadientes pero lo haré. Será el próximo sábado, vendrán a cenar a casa.
Ya es el día y casi es la hora. Llaman
al timbre, sé que son ellos. Los saludo como lo que son para mi, dos
desconocidos. La cena es tranquila, un grupo de gente hablando de cosas banales,
de los que a mi no me importa.
A la hora del café mis padres
desaparecen, creo que quieren que hable con esos desconocidos que quieren
recuperar el tiempo perdido. Es entonces cuando él empieza la conversación:
-“Hijo, tu madre y yo queremos que
nos des una oportunidad. Ven a casa”.
Creo que en ese momento mi cara es
un poema, siento rabia y confusión. Deseo poder salir de ahí. Sin embargo, en
ese momento solo una frase sale de mi boca. Un conjunto de palabras que sé que
ambos recordaremos el resto de nuestras vidas.
-“Vosotros dos no son mis
padres. Sois mi pasado, sois parte de mi genética pero nunca seréis mi futuro. Ellos,
los que están en la otra habitación son mis padres y mi hogar. Este es mi
hogar, el que me ha visto crecer y madurar y lo será siempre.
Sarasvati
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