sábado, 8 de noviembre de 2014

Cenizas



Sé que me esperas en casa, y eso es precisamente lo que me guía en dirección contraria. Borracha, tropiezo. Me cuesta levantarme y me da por reír. El puente se me hace largo cuando decido enfocar mis pasos. Veo una pareja, él lleva un abrigo negro. Ella, ni idea. Están buceando en un beso de madrugada. Son ellos, pero os veo a vosotros y estoy a punto de dar media vuelta una vez más.

Quisiera huir, correr y no volver nunca más, pero los niños están en la cama y alguien tendrá que explicárselo. Desde luego, ese no vas a ser tú. Por eso sigo cruzando el puente. Las luces son las mismas que cuando nos conocimos; las sombras, distintas.

Busco en el bolso, encuentro unas llaves. Ya no sé ni qué abren. Ah, sí. Abren el portal.

Subo en el ascensor pero, cuando llego, nuestro hogar son cenizas y tú tienes las manos negras.

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