Tu búsqueda de equilibrio fue el
boicot del mío y llevo meses en caída libre. Hago balance de estos tres años,
pero por más que lo intento las cuentas no cuadran. Será que te llevaba grabada
a hielo en la piel y al final me quemaste.
Mientras camino, intento
posicionarte en alguna parte. No sé si lo que queda de ti en mi es veneno o
pomada. Quizá eras tú la que equilibraba la balanza. Giro una esquina y subo el
volumen, pero la música no ayuda: sigo andando a contratiempo. Sigo intentando
afinar, evitar desentonar, pero me dueles igual.
Subo al autobús. Veo pasar de largo
muros llenos de grafitis y casi puedo ver las siluetas de tiza allí donde fuimos
a morir. Estoy llegando. Una simple transacción, vuelta a casa.
Ahora sí, todo está en mis venas. Se
nubla, se desvanece. Descubro que la única manera de equilibrar la balanza es
vaciarla y, por un momento, deseo encontrar otra manera de lograrlo.
Djalí
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