jueves, 20 de noviembre de 2014

En nada se quedó.


Tú, “siempre”, adorabas soñar, crear mundos de papel entre noches inventadas donde el calor del chocolate humeaba tus ideas y te hacía desear nuevas vidas, nuevas metas y formas de ser feliz sin tu realidad. Buscabas algo paralelo pero solo entre pensamientos y más ideas, nada productivo ni realista. Nunca luchabas por ellas, solo imaginabas.

Yo, "nunca", siempre con los pies en la tierra y con una racionalidad innata, contigo cambié. Aprendí a sentir, a dejarme llevar e, incluso, hasta a enamorarme. Pero siempre pensando en el presente, entendiendo que las cosas no se demuestran con pensamientos, sino con acciones. Mostrando a través de momentos, caricias, besos o sonrisas los sentimientos. Odiando lo material, el intento de conseguir cariño a través de regalos físicos que no son más que un cúmulo de salidas por la tangente impersonales, solo por quedar bien…

Y no, las promesas nunca fueron conmigo pero, como buena humana que soy, un día acabé dejándome llevar por tu palabras. Esas que entonabas con tanta delicadeza, midiendo al micrómetro cada uno de los detalles… Pero, como siempre he pensado, acabaron rompiéndose. Ni por ti, ni por mí, sino por los dos. Promesas que se resquebrajaron en noches frías, con granizo de por medio, humedeciendo nuestras lágrimas y nuestros corazones.

Cuando aprendí a soñar y a fantasear, fue cuando descubrí que la idealización es la peor de las medicinas. Irrealismo en vena y con sobredosis de decepción. No podíamos seguir así pues la incompatibilidad estaba ganando el pulso al sentimiento.

Y, así, confirmé todas mis teorías. Que lo que vale es vivir el presente, luchar aquí y ahora por construir un mundo al lado de quien quieras, pero en este momento. No pensando a largo plazo y quedándote parado por lo que ha ocurrido en tus anteriores vidas.


Por eso, ahora, quizá busque otro "nunca" que no me prometa nada, que no quiera casarse conmigo sino que yo sea su amante, su resquicio de la vida en el que disfrutar de lo que la monotonía nos impide. Que me diga que lo importante no es el futuro sino esta noche, entre mis sábanas, entre mis pensamientos y mis sonrisas, entre mis miedos y mis lágrimas, entre mis teorías y conjeturas. Entre mí. Pero aquí y no allí en una hipótesis sostenida.



Neko

No hay comentarios: