lunes, 3 de noviembre de 2014

Otra noche iluminada

Se esconde el sol ante el bombardeo que los gritos de auxilio del aire trajeron hasta aquí. Una nueva noche sin dormir. Las luces de la civilización entre la humareda que sobrevuela nuestras miradas, enseña caprichosa lecciones de libertad. En el cráter de nuestros sueños enterramos nuestra ilusión y vemos como poco a poco, nuestro futuro se marchita.

Indefensos, sin una luz que ciegue sus miradas, sin un techo bajo el que podamos descansar, sin la certeza de si veremos amanecer. Nuestro hogar invadido en nombre de su Dios. El pueblo elegido continúa asesinando a nuestros hijos, saqueando nuestras fronteras, excomulgando nuestras vidas. Somos la esperanza de nuestros antepasados. El nuevo orden nos señala y nos destruye. La alianza todo-poderosa desea aniquilar nuestra rutina, convirtiéndola en un infierno. Y rezo a la mañana para que calme el llanto de mis hijos.

Rodeo mi faz de un halo de sombras, que portan la última confianza de mi familia. Las raíces de mi hogar me darán fuerzas para enfrentarme contra la estrella de seis puntas que aniquila a nuestras familias. Poco podrán hacer mis piedras contra sus pistolas, de nada servirán mis cohetes contra sus misiles; pero esta tierra está cansada de llorar. Estamos hartas las personas que habitamos estos ríos y montañas de vender tan barato nuestro orgullo.

Me despido de mis hijos, de la mirada inundada en sollozos de mi mujer. Marcho para no volver. Para intentar liberar la opresión de nuestro hogar ante los ciegos ojos del mundo. Para morir sabiendo que caí firme ante el sino de nuestras vidas.



Drizzt Beleren

No hay comentarios: