Eran las 3 de la madrugada en el
reloj de Susana y seguía sola en el mismo lugar desde hacía horas. Esperaba
exhausta un ápice humanidad por su parte pero no lo recibió. Ahora él era su
álter ego, el malo de su película.
Decidió que era hora de afrontar el
problema. Se llamó a sí misma heroína y quiso hacer frente a aquellos villanos
que desde hace tiempo no le permitían ser realmente feliz.
Por última vez se secó las lágrimas
que llevaban horas recorriéndole las mejillas, forzó una sonrisa y quiso
hacerlo, pero no llamó. Llevaba horas deseando pedir explicaciones al que
durante años había sido su superhéroe y que ahora se había unido al bando
villano, otra vez. Pero ella sabía que esta era la última, que lo que era e iba
a ser una pareja de héroes se había roto y que, desde ahora, le tocaba ganar
la batalla sola.
Había crecido pensando que los
villanos eran aquellos seres con poderes que querían hacerse con el Mundo y
destruirlo, pero esa noche, a las 3 de la mañana, comprendió que, en la vida
real, los villanos existían y habían estado años ganándole la batalla.
Sin embargo, aunque ella lo sabía, siempre creyó que su amor, su héroe le ayudaría a vencerlos para demostrarle que
la batalla que los malos habían comenzado la vencerían los buenos de la
historia.
Pero la historia tenía un final
triste, el peor final jamás contado, era una historia que nunca compraría una
productora de cine y Susana lo sabía. Sus villanos eran seres corrientes que habían
estado años controlando el héroe que su chico llevaba dentro y que mermó dentro
de él hasta desaparecer.
Pasó años creyendo en la utopía de
una relación perfecta y a las 3 de la mañana se dio cuenta de que durante casi
4 años la suya había sido una relación controlada y destrozada por villanos tal
y como ocurre con el Mundo en las peores películas de Hollywood.
Sarasvati
No hay comentarios:
Publicar un comentario