viernes, 3 de octubre de 2014

Villanos cotidianos



Eran más de la siete cuando escuchó el timbre. Habían quedado para hacer un trabajo. Entró, se dieron dos besos y ambas acordaron ponerse manos a la obra antes de que cualquier anécdota de la noche anterior acabase con la escasa concentración que su resaca les permitía reunir.
Documentarse nunca había sido su fuerte. Comenzaron escribiendo el título. Villanos del cine: posibles influencias históricas. Libros, tesis, artículos… todo se entremezclaba en una red de datos, teorías y absurdas interpretaciones de algunas de sus películas favoritas. ¿De verdad existían tantos dobles sentidos? ¿Tantas referencias?
Cuatro horas más tarde, aquello parecía cobrar forma. Sin duda, quedaba mucho trabajo por hacer, pero no ese día. Juntas, resolvieron la ecuación con facilidad: qué mejor que una copa de vino para exterminar cualquier actividad intelectual.
Poco después, se encontraban brindando.
— ¿Sabes qué? A la mierda con los villanos. ¡A la mierda con Maquiavelo! ¿Sabes quién son los verdaderos villanos? Los villanos cotidianos. Son una superliga de gente encargada de hacernos la vida imposible.
— ¿Ah, sí? ¿Hay de eso?
— Sí. Mira. Esta botella es un villano, por acabarse. Y estas dos copas también. ¿Por qué una tiene que ser de cóctel?
— Vale, vale. ¿Y qué me dices de la cajera del súper? Era la más lenta del universo.
— Brindemos por todos nuestros villanos del día a día. Por la esquina de la mesa, que me destroza el meñique cuando me levanto a por agua. ¡Por todas esas chicas que me cruzo y van perfectas a las ocho de la mañana!
— ¡Y por los que me dan conversación en el transporte público! ¡Por el vecino que sostiene la puerta cuando todavía estás muy lejos! ¿Qué les habremos hecho?
— ¡Por los mosquitos, los pelos en la ducha y los que te destrozan el final de una película y se hacen llamar amigos!
Chin, chin por todos los que andan lento por la calle. Y por el profesor que decide que la Navidad es la mejor época para hacer quinientos trabajos y preparar tres exámenes.
— Y por nosotras, que cotilleamos el Facebook de nuestro ex.
— Que decidimos ponernos a dieta en verano.
— Somos nuestros villanos favoritos.
Deberíamos ponernos en la bibliografía.

Djalí

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