martes, 28 de octubre de 2014

Música - Parte 2: "Un viaje hacia la libertad"

Nunca he sido una chica como las demás. Recuerdo que cuando era pequeña los profesores nos preguntaban en clase sobre los animales que podríamos ser, pero mi respuesta dependía de lo que se planteara. Si me preguntaban qué animal me gustaría ser, contestaba “el león”; así es como veía a mis compañeras de clase, leonas que pisaban fuerte hacia un destino fijo. Sin embargo, si la pregunta era con qué animal me identificaba, yo siempre respondía “un pajarillo”; yo era como aquellas aves libres que surcan el cielo. Cuando me sentía mal solo quería volar, extender mis alas y escapar de la vida que mis padres me habían planeado y que no era para mí. Mi madre solía decir que yo era como una brújula rota incapaz de encontrar el norte, pero no estaba dispuesta a seguir un camino que no llevara escrito mi nombre. Lo siento, mamá, pero nací para perderme entre rutas y viajar sin un rumbo preciso. Mi voz no es un rugido que imponga respeto y muestre seguridad, yo emito alegres armonías, un canto a la libertad que me ayude a seguir adelante y me devuelva la sonrisa cada vez que caiga al suelo. Una tipo de música diferente, supongo.

Aquellos caballeros de la noche que iban y venían, me daban el calor del hogar que había dejado hace tiempo y que no tenía. Llevo un año alternando con ellos pero sigo sintiéndome vacía. Creo que aún me obsesiono con ese tipo de libertad de las aves y que cada melodía que escucho me recuerda. Ahora solo sus notas me estabilizan y realmente lo necesito porque a veces, en esta perdida y confusa vida que llevo, me mareo.

Hace poco empecé a visitar un local de micrófono abierto y me gustó un grupo de chicos que tocan canciones que hablan sobre lo que pienso, lo que no tengo, lo que busco... Y sus ritmos, a veces fuertes y rápidos y otras más lentos y suaves, consiguen calmar la tempestad de mi alma. Días atrás hablé con ellos, son tan simpáticos... ¿Es posible que unos extraños te extiendan la mano antes que tu propia familia? Se van de gira y me han propuesto ir con ellos como vocalista, me han escuchado y dicen que valgo. Me voy con ellos y lo dejo todo atrás. Dejo mi trabajo, mi casa, mi familia, mis amantes, mis torturas, mis miedos... Mi pasado. Necesito comenzar una nueva vida en la que me sienta libre de una vez por todas, en la que persiga un sueño corriendo al lado de la música, la única que me ha mantenido de pie todo este tiempo. Voy a salir de mi jaula y volar hacia el horizonte. Es curioso lo que puede cambiarle la vida a una persona de un año para otro ¿verdad?


Subo a la furgoneta, ya nos vamos. Estos serán otros amantes, otros días, otras canciones... Pero veo en sus ojos que no albergan hacerme mal, por primera vez siento que tengo un hombro donde apoyarme. No dejaré que pase un solo día en el que no me sienta como un pájaro libre. Voy a gritar mis sueños al mundo y a confesar mis pecados y miedos en canciones. Y no me importa ser una cantante sin nombre, es mi cura personal. Sé que las jornadas de un grupo de música no siempre son días de gloria, muchos serán los momentos duros, pero estoy dispuesta a ello por seguir el camino que, por primera vez, yo misma he escogido.

Alicia Salazar

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